EXPOSICIÓN
Hemos diseñado una exposición pensando en unas dimensiones de 45 metros cuadrados, en un espacio cerrado con una sola entrada. A la entrada de la exposición, una cartela introductoria, proporciona toda la información básica sobre la exposición. Al traspasar la entrada, el recorrido será de derecha a izquierda con una temática cronológica indicado por flechas indicativas. El recorrido lo acompañan diversas fotografías, carteles y artículos de prensa sobre Max Gunter. El centro de la sala lo ocupan las esculturas de excrementos cuyo recorrido lógico comienza una vez finalizado el cronológico y que se encuentra indicado por una serie de flechas en el suelo. Además en el lateral derecho una televisión muestra un corto-documental de la obra y vida de Max Gunter.
A la salida de la exposición un escaparate muestra algunos de los múltiples objetos de "merchandaising", realizados a costa de la figura y obra de Max Gunter.
Mi principal objetivo es colocar al público frente a la responsabilidad de pensar por sí mismo y decidir qué es lo que ve en esas esculturas y el ámbito que las rodea.
TRASFONDO: EL ORIGEN DE MAX GUNTER
En este milenio que comienza, el concepto de Arte Moderno se ha diluido por completo. El deseo de la mayoría de ver expresadas sus ideas en un arte comprensible, vendible, físico, representa la realidad de muchos artistas. Cuando todo parece acabado, surge un artista cuyas obras no encajan en ningún movimiento y al que no se incluye en ninguna tendencia conocida: Max Gunter. Este artista se convierte rápidamente en el centro de atención de la crítica especializada y de los círculos más selectos del arte. Su obra, que en un principio apenas tiene relevancia, arropada por la crítica y los medios de comunicación llega a las grandes masas de mano de los museos y las exposiciones de arte.
Lo que hace tan especial a este autor, es un insólito talento y habilidad. Su capacidad de defecar a voluntad la forma que desea: un cubo perfecto, una estrella, un triángulo...etc. Sus defecaciones se transforman en auténticas performances, donde los más privilegiados con sus mejores galas y ataviados con mascarillas de gas (para evitar los malos olores), asisten a la creación en directo de tan extraordinarias obras. Extraordinarias porque sólo Max Gunter posee esta rara habilidad, y también por la caducidad de las mismas que apenas pueden ser conservadas durante días. Sus exposiciones públicas atraen a gran cantidad de gente en todo el mundo y su fama imparable llega a todos los rincones del planeta.
Mi proyecto inventa la figura de un joven artista, Max Gunter (personaje ficticio), capaz de producir un arte invendible como reacción contra el sistema de comercialización del arte. La creación de un artista como individuo inconformista cuya noción de la verdad entraña una innovación moral consciente e independiente.
La función de esta crítica conceptual es reconstruir las premisas de nuestra cultura, que espera que produzcamos, que consumamos demasiado y que derrochemos, pero a la que le falta la noción del hacer las cosas por el mero placer de hacerlas, del dar y no recibir.
El objetivo del arte, como yo lo entiendo, es utilizar nuestra propia libertad de artistas para fortalecer a la comunidad moralmente, sobre la verdad y la realidad que nos rodea. El verdadero arte es aquel que se realiza por la propia satisfacción moral del individuo, alejada de cualquier interés